Aquí te preparan todos los papeles necesarios para presentar en la aduana marroquí, tanto para mí como para pasar la furgo. Del perro no dicen ni piden na da na!
Cuando llego a la cola para subir al ferry me doy cuenta que en el impreso necesario para pasar la furgoneta por aduanas el empleado de la agencia ha puesto la matrícula correcta pero ha puesto como país de procedencia del vehículo Francia. Ya empezamos!
Un marroquí de la agencia me dice que rompa ese papel y que tengo que rellenar otro en la aduana; el policía que sella los pasaportes en el barco dice que no pasa nada y, finalmente en la aduana, no digo nada y listo. Vamos, que estoy en Marruecos con una furgo que teóricamente es francesa. Ya veré para salir del país lo que pasa.
Después de toda la movida de la aduana, cerca de una hora, cojo carretera y manta y me voy hasta Assilah. En el puerto encuentro un parking vigilado y ahí me quedo a pasar la noche. Como es temprano decido dar una vuelta por la medina.
Estando por ahí se me acerca un señor muy simpático y me dice que tiene un perro de aguas como Otto. Charlamos un rato y me pregunta si tengo alojamiento, a lo que le respondo que duermo en una furgoneta, a lo que me dice:
La siguiente parada es en la Playa de Mehdia en Kenitra. Aquí encuentro a media mañana unas condiciones espectaculares con marea baja y solo cinco personas en el agua. Como de costumbre nada más entrar en el agua tardo en llegar al pico un buen rato por desconocimiento de la zona y, también como siempre, en la primera ola me calzo una hostia del copón que me pone en mi sitio, me hace digerir el desayuno de golpe y me avisa de lo que me espera. Al final la cosa no fue tan mal.
La playa es inmensa, tranquila y es muy facil de llegar. La ola rompe sobre un seco de arena y abre tanto de izquierdas como de derechas. Los locales estaban pillando la derecha así que me dejaron la ola de izquierdas para mi solico! Vamos, una sesión perfecta como inicio del viaje a Marruecos.