Cuando paro en una estación de servicio pasado Rabat, donde aprovecho para conectarme a internet, compruebo que a pocos kilómetros hay un buen spot de olas: Mohammedia.
No he tenido suerte con las olas pero ya conozco un poco la zona para, cuando vuelva, parar sabiendo que entra un buen swell.
A la mañana siguiente me voy a Oualidia. Con el despiste que llevo se me olvida cambiar más dinero así que paro en El Jadida para cambiar y ya de paso visitar un antiguo fuerte portugués. Es aquí donde Otto me la lía un par de veces siguiendo a una perrita en celo. ¡Me he recorrido el fuerte portugués en un pis-pas!
La ruta hasta Oualidia es increíble. Al llegar al pueblo me sale al encuentro Ibrahim, que se encarga de vigilar las autocaravanas aparcadas en una calle que da a la playa. ¡Ibrahim es un fenómeno! Te trae pan por las mañanas, te negocia la compra de pescado y trae hasta cous-cous para después de surfear. También se bebe ¾ de una botella de vino que tengo a la vista. Se lo ha ganado el bueno de Ibrahim.
Pasado un día en Oualidia me encuentro en una situación que me recuerda a un viaje que hice hace unos años con unos amigos a Portugal. Estuvimos en la playa de Guincho haciendo surf-kite unos días hasta que rompí las líneas de mi única cometa. De aquí nos fuimos a Carrapateira, al sur de Portugal. Yo volví a casa antes que estos colegas que se quedaron allí unos días más. A los dos días de su estancia en aquella playa, a la espera del viento y las olas que nunca llegaban me llamaron diciéndome que estaban “atrapados en Carrapateira”. Volvieron sin surfear pero conociendo al pelo la noche de Sagres.
Creo que mañana recojo los bártulos y me voy a Safi. En Safi hay una ola de derechas muy famosa que rompe sobre roca y también se puede surfear en la playa. A ver si tengo más suerte.